Durante los meses más calurosos del año, estas son algunas técnicas para lidiar con las altas temperaturas sin recurrir al consumo eléctrico y reducir las emisiones de CO2
Desde mitad del siglo XX, el cambio climático es responsable de la imparable subida de las temperaturas en el planeta. Tanto es así, que las olas de calor se han convertido en una constante en los últimos años y, según AEMET, el episodio cálido de este verano se sitúa entre los tres peores desde 1976.
Para lidiar con las altas temperaturas y conseguir un ambiente más confortable en las viviendas, a lo largo de estos meses consumimos más electricidad a través de los diferentes aparatos de refrigeración. Como consecuencia, emitimos mayor cantidad de dióxido de carbono (C02) a la atmósfera, aumentamos la huella de carbono y favorecemos el calentamiento global. Un círculo vicioso que parece no tener fin y por el que, según reflejan los datos de Eurostat, hoy consumimos el doble de aire acondicionado que en 1979 para mantener una temperatura agradable en los hogares.
La alternativa al consumo eléctrico
A título particular, existen diferentes técnicas y procedimientos alternativos con los que reducir la temperatura interior en las viviendas sin incrementar el consumo eléctrico. Por ejemplo, pequeños cambios en nuestra rutina como mantener las persianas bajadas durante las horas en las que los rayos de sol inciden de una forma más agresiva o instalar toldos, pueden reducir un 10% el consumo eléctrico (y la factura de la luz). Otra alternativa es optar por la ventilación cruzada a primera o última hora del día, la forma más clásica para generar corriente y aumentar la sensación de confort. Es tan simple como abrir ventanas de lados opuestos del espacio a ventilar para generar corrientes de aire. También, instalar ventanas aislantes o dobles ventanas para mantener el domicilio protegido del vaivén de las temperaturas o utilizar ventiladores -cuyo consumo es mucho menor- si el calor no es excesivamente sofocante.
Pero de una forma global e integral, también podemos optar por cambios más significativos en la estructura, arquitectura y diseño de los edificios para reducir notoriamente el consumo eléctrico. El procedimiento más eficaz es el Sistema de Aislamiento Térmico Exterior, conocido como SATE, un revestimiento de la fachada con el que mantener la temperatura interior aislada del exterior gracias al que reduciremos hasta un 30% la pérdida de energía en las viviendas. Además, existen otras técnicas como usar la azotea para la captación de energía solar, la implantación de sistemas de domótica o sustituir la iluminación tradicional del edificio por el LED.
Una solución llave en mano
Los edificios españoles se posicionan como uno de los parques residenciales más obsoletos de Europa: de los nueve millones de edificios de viviendas, el 81% tiene una calificación entre la E y la G (poco eficiente). La rehabilitación energética es uno de los puntos clave para cumplir uno de los compromisos del Acuerdo de París y conseguir la neutralidad climática para 2050, por lo que apostar por energías renovables y modernizar el parque inmobiliario se ha convertido en una necesidad en el camino hacia la independencia energética.
BBVA facilita a sus clientes un servicio ‘llave en mano’ con la misión de acompañarlos en el proceso de rehabilitación de sus edificios. Este servicio engloba desde la búsqueda y la tramitación de las subvenciones hasta la financiación para llevar a cabo las obras pertinentes. Así, por ejemplo la entidad cuenta con un producto de financiación exclusivo para que las comunidades de propietarios puedan acometer las reformas necesarias para lograr una mayor eficiencia energética, como la instalación de paneles solares fotovoltaicos, el cambio de las calderas centrales, la sustitución de puertas y ventanas por materiales más aislantes o la mejora accesibilidad de las viviendas. BBVA también ofrece un servicio para la gestión y tramitación de las ayudas y subvenciones a través de MINSAIT. Además, con la misión de apoyar a sus clientes, la entidad dispone de soluciones de financiación específicas para el anticipo de la subvención concedida o para financiar aquella parte de la inversión no cubierta por la ayuda recibida.